El mindfulness es un término inglés, con origen en la palabra “sati” (la cual significa recordar) del pali. Es un idioma similar a sánscrito y lo hablaban en la época de Buda hace más de 2500 años.
Las traducciones más comunes que se hacen de este término son conciencia plena, presencia mental, o la que más se usa últimamente atención plena. Se refiere a la capacidad que tienen los humanos de estar en el presente, de volver al aquí y al ahora.
¿Para qué sirve el Mindfulness?
Este concepto de vivir el presente siendo plenamente conscientes, nos permite recordar lo que hacemos en cada momento. Reconocer una experiencia y vivirla al máximo. Mucha gente cree tener el control sobre el mindfulness, pero no es así, en realidad se están centrando en el pasado, en el futuro o en una parte del presente sin tener en cuenta todo el conjunto del momento presente.
Estar en un estado mindfulness va más allá. Es la capacidad de reconocer todo lo que sucede en el ahora. Aceptar la experiencia, sea cual sea, sin añadir ningún tipo de pensamientos. Es decir, no quedarnos con lo bueno o con lo malo sin tener en cuenta el resto de cosas o en sacar conclusiones de lo que estamos viviendo.
Pese a que mucha gente lo asocia al budismo, la verdad, se encuentra en casi todas las religiones. Esto se debe a que es una aptitud que todo el mundo posee. La verdad es que esto es lo que permite que lo podamos practicar de muchas formas diferentes.
El Mindfulness y su aplicación en la medicina
El hecho de ganar popularidad, ha despertado la curiosidad de la comunidad científica. A su vez, lo ha convertido en objeto de varios estudios científicos. Gracias a estos estudios se ha demostrado que vivir la experiencia del momento presente y ser consciente de ello, ayuda a reducir el estrés y los síntomas físicos asociados a éste, aumenta la auto-consciencia y mejora nuestra salud en el día a día, como nuestro bienestar laboral.
Para tratar los síntomas del estrés, tanto físicos como psicológicos y dolencias físicas como el dolor crónico, por ejemplo, hay quienes lo han incorporado a la medicina actual haciendo que el paciente viva el presente con interés, con curiosidad y aceptando todo aquello que le está pasando. Logrando que sus dolencias se reduzcan notablemente.
Además de ayudarnos con el estrés y sus síntomas, conseguir ser conscientes del presente, de lo que nos está pasando, aprendiendo de la experiencia y aceptándola, nos ayuda en muchos más ámbitos. Nos ayuda a relacionarnos con el ahora y gestionar nuestra vida. Nos ayuda a aprender cómo podemos gestionar nuestras emociones, el dolor, una enfermedad, una pérdida. En definitiva, todo aquello que estemos viviendo.
Si no somos conscientes de nuestro presente y lo que nos pasa, no ponemos atención a lo que nos ocurre. Nos preocupamos más de la cuenta y nos centramos en cosas del pasado o del futuro que no podemos cambiar. Esto puede provocar que nuestro humor cambie, que nos aislemos de todo y que nos precipitemos en nuestras decisiones.
Si conseguimos tomar el control y vivir el presente de forma consciente, conseguiremos vivir en equilibrio (cuerpo, mente y espíritu). También viviremos en paz, ocupándonos de todos nuestros aspectos, tener más compasión y vivir de forma plena.