Imagina que planeas un viaje a la montaña con unos amigos/as y decides compartir la noticia con tu pareja. Sin embargo, en lugar de entusiasmarse, a esta persona no le gusta la propuesta y expresa su descontento por quedarse solo/a. A pesar de que lo que a ti realmente te apetece es disfrutar de unos días con tu grupo de amigos/as, tu pareja reprocha que siempre la dejas solo/a, incluso amenaza con poner fin a la relación (Perseguidor/a).
Ante esta situación, te sientes culpable y egoísta, y acabas por renunciar a tus planes para complacer a tu pareja (Salvador/a). Como resultado, tu pareja se siente aliviada y las cosas vuelven a la normalidad. No obstante, esta dinámica se repite cada vez que intentas hacer algo por tu cuenta, generando una sensación de estar atrapado/a y abrumado/a. Para evitar este malestar, empiezas a limitar a tu pareja: “si yo no me puedo ir, ¿por qué se va a ir él/ella?”.
¿Te resulta familiar esta situación? Como esta, existen muchas otras circunstancias en las que percibimos nuestras relaciones como conflictivas o tensas, creando una sensación de alerta constante o incluso provocando que saquemos lo peor de nosotros/as mismos/as. Si te encuentras atrapado/a en este tipo de dinámica, es probable que estés en el Triángulo Dramático de Karpman.
¿QUÉ ES EL TRIÁNGULO DRAMÁTICO DE KARPMAN?
El Triángulo Dramático de Karpman, concebido por el psicólogo Stephen Karpman, es un marco aplicado de la psicoterapia que identifica tres roles presentes en las relaciones interpersonales en diversos entornos: la Víctima, el Salvador y el Perseguidor.
Este modelo se representa visualmente mediante un triángulo, en el que cada rol se sitúa en un vértice del triángulo, de ahí su nombre. Karpman lo calificó como «dramático» porque existe la posibilidad de que estos roles se asuman como parte de uno/a mismo/a, se transmitan entre individuos o incluso deriven en problemas patológicos.
Es importante señalar que el hecho de que una persona adopte un rol en un ámbito como, por ejemplo, en el trabajo, no quiere decir que desempeñe el mismo rol en otros contextos. Podría suceder, pero no siempre es así. Podría darse el caso que, en su vida personal, adopte otro papel distinto con sus relaciones familiares, en la amistad o en la pareja.
LOS 3 ROLES DEL TRIÁNGULO DRAMÁTICO DE KARPMAN
Perseguidor
Este papel adopta una actitud hostil, constantemente buscando fallos en los demás. La crítica y la búsqueda de control son sus herramientas principales. Aunque parecen estar en una batalla constante, detrás de la rabia se esconde el miedo a ser abandonado/a y la vergüenza.
Salvador
La persona salvadora se preocupa en exceso por los demás, a menudo sacrificándose para sentirse necesitada e indispensable. Buscan aprobación y huyen del conflicto, a veces ocultando problemas graves bajo la apariencia de ayudar. Su deseo de calmar las situaciones puede llevarlos a dedicarse en exceso a buenas causas o volverse adictos al trabajo.
Víctima
Desde una posición infantil, la víctima se siente desvalida y busca constantemente la ayuda de los demás. Pueden manipular para obtener cuidados, pero nunca se sienten satisfechas, llevando a la frustración de quienes los rodean. Buscan seguridad y, a menudo, recurren a adicciones para evadir la realidad.
POSIBLES CONFLICTOS ENTRE ROLES
Perseguidor con Salvador
La disposición del rol de Salvador a ceder refuerza el comportamiento del rol Perseguidor. Esta dinámica puede hacer que el/la Salvador/a se sienta útil, pero a expensas de perder su propia identidad.
Salvador con Víctima
El rol de Salvador encuentra en la Víctima a alguien a quien rescatar, generando dependencia. A medida que el/la Salvador/a hace más por la Víctima, esta última se siente más inútil.
Perseguidor con Víctima
El rol de Perseguidor descarga sus frustraciones en la Víctima, quien se siente incapaz de enfrentar la crítica y termina cumpliendo las demandas del Perseguidor o Perseguidora.
¿CÓMO ROMPER CON EL TRIÁNGULO DRAMÁTICO DE KARPMAN?
Salir del Triángulo Dramático de Karpman y liberarse de la codependencia es posible aunque, spoiler: requiere de dedicación. En primer lugar, es crucial identificar cuál es el rol que sueles desempeñar. Tomar conciencia de las ocasiones en que, de manera inconsciente, adoptas ese rol puede llevar algo de tiempo, pero es un paso esencial para el cambio.
Luego viene la parte más interesante, aunque para algunas personas también la más compleja, que consiste en realizar acciones que nunca antes hayas llevado a cabo. Por ejemplo, si tiendes a asumir el rol de Salvador, será necesario dejar de enfocarse tanto en los demás, permitiéndoles espacio para que cometan errores y resuelvan sus problemas por sí mismos.
En este caso, será crucial separar la creencia errónea de que los demás te querrán más si les ayudas en todo, si estás pendiente de todos los aspectos que les afectan. Este proceso implica un trabajo constante y persistente. Como cualquier esfuerzo en el desarrollo personal, se requiere una profunda reflexión y la disposición a cambiar y adoptar nuevos patrones de comportamiento.
TRANSFORMANDO EL TRIÁNGULO DRAMÁTICO DE KARPMAN
Cuando estos roles se instalan en la vida, pueden dar lugar a conflictos constantes y un ambiente tóxico. El cambio hacia una dinámica más saludable implica cambios en la actitud de cada persona.
De Perseguidor/a a asertivo/a
- Aprender a expresar preocupaciones de manera asertiva sin buscar control.
- Practicar la empatía, ponerse en el lugar de los demás sin ser agresivo/a.
- Ceder en situaciones apropiadas.
De Salvador/a a empático/a
- Cultivar la empatía, mostrarse comprensivo sin sobreproteger.
- Escuchar las necesidades de las demás personas sin imponer soluciones.
- Enseñar a resolver problemas por sí mismos/as en lugar de hacerlo directamente.
- Enfocarse en ayudar de manera más empática y menos invasiva.
De Víctima a responsable
- Asumir la responsabilidad y pedir ayuda cuando sea necesario.
- Aceptar vulnerabilidades, trabajar hacia la autonomía y enfrentar los desafíos de manera proactiva.
- Buscar ayuda de manera equilibrada, evitando la manipulación.
LA UTILIDAD DEL TRIÁNGULO DRAMÁTICO DE KARPMAN
Tener presente el Triángulo Dramático de Karpman en nuestras relaciones implica reconocer los roles, transformar las actitudes y fomentar un ambiente más saludable en todos los ámbitos de nuestra vida. Si lo utilizamos, podemos no sólo mejorar nuestras relaciones y habilidades, sino también comprendernos mejor a nosotros/as mismos/as y construir relaciones más sólidas.