El día 10 de octubre fue el Día Mundial de la Salud Mental. Una oportunidad para visibilizar y concienciar acerca de los problemas de salud mental que existen en todo el mundo y aunar fuerzas, entre todos los países, para que la atención de la salud mental sea una realidad para todas las personas, independientemente de sus recursos.
Durante la pandemia de COVID-19, hemos vivido y presenciado cómo algunos grupos como los trabajadores de la salud y otros trabajadores de la área servicios, los estudiantes, las personas que viven solas y las que tienen afecciones mentales preexistentes, se han visto especialmente afectadas.
La pandemia de COVID-19 ha tenido un gran impacto porque, entre otras consecuencias, ha dejado al descubierto que todas las personas podemos ser vulnerables y tenemos probabilidades de sufrir un problema de salud mental a lo largo de nuestra vida. Por eso, una buena prevención es imprescindible.
PREVENCIÓN Y CUIDADO DE LA SALUD MENTAL
1. Ejercicio físico
La práctica de ejercicio físico de manera regular tiene beneficios en la salud mental, ya que ayuda a mejorar el estado de ánimo. Si se practica en recintos cerrados, se recomienda combinarlo con alguna actividad al aire libre como, por ejemplo, caminar o ir en bicicleta.
2. Alimentación
Una dieta equilibrada con todos los nutrientes necesarios ayuda a mantener una buena salud mental. Es recomendable evitar los azúcares, el alcohol y la cafeína, ya que pueden agravar problemas de salud emocional.
3. Higiene del sueño
Descansar correctamente es vital para la salud mental. Dormir alrededor de 7-8 horas diarias y ser muy constante con la rutina del sueño, ayuda directamente al bienestar emocional. Cuando dedicamos el tiempo necesario a un descanso de calidad, estamos proporcionando al cuerpo y a la mente, un tiempo para suspender la actividad y las emociones del día.
4. Actividad
Incorporar a nuestra vida cotidiana una o varias actividades con las que disfrutemos, es positivo para concedernos momentos de placer y relajación. Enfocar la atención en leer, bailar, tocar un instrumento, escribir, pintar, cocinar o aprender algo nuevo que estimule, es una manera cuidar la salud mental mientras nos lo pasamos bien.
5. Comunicación
Mantener contacto con otras personas y conversar puede ayudar a mantener en buena forma nuestras habilidades de pensamiento y reduce el declive cognitivo a medida que envejecemos. Pero además, compartir experiencias, dar tu punto de vista y escuchar el de los demás, mejora el estado de ánimo.
6. Relajación
Procurar conservar la calma y regalarnos momentos de relax, intentando reducir todo aquello que genera estrés en nuestra vida, ayuda a mantener la calma mental. Existen técnicas de relajación a través del ejercicio, la respiración o el Mindfulness entre otros, que pueden ayudarnos a lidiar con el estrés cotidiano.
7. Objetivos
Es útil e interesante fijar objetivos a diario y a medio-largo plazo, que se puedan alcanzar. Además que se establezcan prioridades en lo que se desea lograr con estas metas. Estos objetivos deben ser un estímulo que nos genere deseo e interés, nunca un motivo de presión que llegue a provocarnos estrés, ya que sería contraproducente.
8. Identifica emociones
Pararse y prestar atención a lo que sentimos, haciéndonos la pregunta “¿cómo me siento en este momento?” e intentar darle un nombre, nos permite reconocer nuestras emociones. Hacer este ejercicio ayuda a conocernos mejor, a ser capaces de expresar nuestros sentimientos y, en consecuencia, a convivir mejor con las personas de nuestro alrededor.
9. Aceptar y validar
Una vez identificado lo que sentimos, el siguiente paso es aceptarlo, aunque no nos sintamos bien. Es un paso importante para aprender a gestionar nuestras emociones. Otra parte importante es ser conscientes de que no existen las emociones buenas o malas per se, sino que son parte de procesos y representan toques de atención a los que debemos atender.
10. Red de apoyo
En situaciones en las que nos sentimos vulnerables, tener a nuestro alrededor una red segura que nos pueda escuchar, puede ser de gran ayuda. Espacios en los que podamos expresarnos libremente sobre nuestros sentimientos. Porque expresar las emociones propias es muy beneficioso para cuidar la salud mental y no siempre debe ser de forma verbal ya que, llorar junto a alguien o dar un abrazo, es también una forma de expresión.
11. Límites a la tecnología
La tecnología es un arma de doble filo y debemos identificar hasta dónde nos ayudan y cuando tiene un efecto negativo sobre nuestra salud mental. La hiperconexión digital tiene consecuencias perjudiciales como el bloqueo mental, que impide que disfrutemos de la vida personal y que puede provocar problemas en la autoestima.
12. Pedir ayuda
Como decíamos anteriormente, no hay emociones buenas o malas por sí solas, pero cuando permanecen durante mucho tiempo pueden afectar a nuestra calidad de vida, llegando a causar graves problemas en nuestra salud mental. Hay etapas complicadas en las cuales es necesario pedir ayuda a profesionales que puedan ayudarnos a identificar y gestionar nuestras emociones.