Aumentar la autoestima es posible y cuidarla es una necesidad para la salud de cualquier persona. La baja autoestima puede derivar en ansiedad, depresión, estrés, adicciones o problemas de conducta, entre otros. Por eso, es importante evaluarnos y observar cómo se encuentra nuestra autoestima y, con las herramientas adecuadas y compromiso, atenderla para que no decaiga.
La autoestima se basa en tres pilares: Vivir conscientemente, tener confianza en uno/a mismo/a y aceptarse. Para desarrollarla, se deben trabajar todos. La persona con una autoestima sana, confía más en sus capacidades y le resulta más sencillo enfrentarse a los retos. Si quieres preservar, proteger o aumentar la autoestima, te damos 8 acciones que debes realizar cada día. Recuerda que la única persona que puede mejorarla, eres tú.
1. Destina tiempo para ti
Una de las mejores maneras de conocerse y encontrarse es destinarse tiempo. Ayuda a obtener claridad, ganar energía y encontrarle el sentido a nuestras acciones. Es primordial para aumentar la autoestima, entender que nos merecemos dedicarnos un tiempo diario para estar con nosotros mismos/as por varias razones: para identificar nuestras necesidades, evaluar los aspectos de nuestra vida que tienen valor y los nos provocan estrés, para cuidarnos y relajarnos, para entender nuestra emociones, para reconocer las personas que nos suman y la que nos restan, para entender que hay cosas que podemos cambiar y otras que no, etc.
2. Cambia la comparación por la inspiración
Cada persona y cada vida es distinta. Con la comparación, idealizamos la vida de los demás, generándonos sentimientos muy negativos y nada realistas. Siempre habrá alguien que tenga algo que tú no tienes y que desees. Céntrate en ti, en todas esas cualidades que tienes y todo lo que puedes aportar. Que la comparación sólo exista con nosotros/as mismos/as en trabajar por aprender, valorarnos más, ser mejores personas y vencer los miedos. Cuando nos fijemos en nuestro alrededor, que sea para buscar inspiración. Pregúntate qué puedes aprender de esas personas, qué te inspira y qué tenéis ya en común.
3. Aprende a decir “no”
Deja de machacarte. Aprende a decir no. Porque decirlo, es un acto de amor y respeto hacia uno/a mismo/a, es ofrecer información a los demás sobre tu personalidad porque nadie es adivino. En ocasiones, se confunde el decir no y marcar nuestros propios límites, con un rasgo de egoísmo y no debemos equivocarnos: defender nuestro espacio, tiempo y personalidad es proteger la autoestima. Es informar a las personas de nuestro alrededor de que, en un momento determinado, no podemos o no queremos hacer algo, porque va contra nuestros principios o por otras razones que son importantes para nosotros/as.
4. Metas realistas
En el momento de poner metas, es fundamental que sean realistas. Esto no quita que puedan ser ambiciosas. Lo importante es que, siempre, tengamos en cuenta nuestra situación y contexto; porque conseguir nuestras metas o no, dependerán de ello. Plantearse metas inalcanzables, terminan repercutiendo en el estado de ánimo y en el entusiasmo hacia el futuro. Esto se debe a que, por la frustración de no haber conseguido esos objetivos, se pasa por dejar de lado las metas, acabando en no tener ningún plan de futuro por miedo a volver a sentirse hundido/a. Las metas deben ser realistas, concretas, teniendo en cuenta los tiempos y lo más importante es que deben motivarte. Sin algo no te parece lo suficientemente importante o no te despierta ilusión, puede ser que acabes abandonando.
5. No te cortes: Elogia a los demás
¿Te gusta que te digan lo que haces bien? O ¿recibir un elogio? ¿Qué resalten de ti algún rasgo de tu personalidad que consideran valioso? Entonces, ¿por qué no hacerlos tú mismo/a con las demás personas? El gusto por señalar virtudes, logros o aciertos de una persona, no sólo resalta la autoestima de quien recibe el comentario, sino que también, llena de energía y amor propio a quien lo verbaliza. Buscar hacer sentir bien a los demás, es expresar el valor que tienen para ti y un modo de salir del individualismo y desarrollar la autoestima colectiva. Aprender a aceptar los cumplidos de los demás, también es algo que debemos reconocer y valorar.
6. Haz algo que te guste cada día
Realizar algo que nos guste cada día, provoca un estado mental que te permite fluir. Te olvidas de todo lo que sucede a tu alrededor por unos momentos, quedándote inmerso/a en la tarea que realizas. Hacer una actividad que te motive a diario, proporciona satisfacción y, esto ayuda a aumentar la autoestima; la cabeza deja de darle vueltas a aquello que te preocupa y, por otro lado, te estás dedicando tiempo a sentir felicidad. No te vayas a dormir sin haber disfrutado. Puede ayudarte a escoger tus actividades pensar en qué te gustaba en la infancia, qué has querido siempre probar y nunca has podido o, qué actividades hacen las personas de tu alrededor que te gustaría probar.
7. Come bien y muévete
Vivimos cada día en nuestro cuerpo y él es el que nos permite movernos, realizar las tareas diarias, hacer todo aquello que nos gusta, relacionarnos con las demás personas y con el mundo. En definitiva, con él disfrutamos de nuestra vida. Es imprescindible tener una buena relación con nuestro cuerpo, cuidarlo y valorarlo como se merece, porque sólo tenemos uno. El ejercicio diario y una alimentación saludable es beneficioso para el cuerpo y la mente, ayuda a aumentar la autoestima y a tener una mejor calidad de vida. Busca aquel ejercicio que te guste y practícalo. No tiene por qué ser un fitness extremo, puede ser correr, Yoga, caminar o un partido de básquet; el fin es moverse asiduamente. En cuanto a la alimentación, procura que en tus platos se encuentren todos los nutrientes necesarios para que el organismo funcione correctamente. Una buena salud es sinónimo de una autoestima sana.
8. Agradece cada noche
Piensa en todas las cosas buenas que te ha traído el día que acaba. Las conversaciones de valor con las personas de tu alrededor, los logros superados, los errores que te han enseñado a que puedes mejorar aspectos de tu vida, las sonrisas, una buena comida, el cariño de tus animales, los buenos consejos… Según revela la psicología, agradecer, produce resultados positivos en la mente y ayuda a aumentar la autoestima como, por ejemplo, la satisfacción, la vitalidad, la felicidad, el optimismo, la esperanza o la empatía. Te permite considerar las experiencias positivas de la vida y apreciarlas. Esto, produce que aproveches todos los aspectos que te da el día y los vivas con más intensidad.