Una de las asignaturas pendientes que tiene la sociedad es mejorar la autoconfianza. No tener suficiente confianza en uno mismo provoca dolor emocional y predispone a que las personas actúen como si no se fiasen de sí mismas. Esto, a su vez, provoca ciertos problemas, como por ejemplo que las demás personas los traten como si necesitaran ayuda constantemente.
Cambiar esta situación es posible, para conseguirlo hay que seguir esta guía que hemos preparado con 10 consejos prácticos que son muy eficaces y fáciles de poner en práctica. Veamos de cuáles se trata:
Pensar en frío cada posible opción:
Un buen ejercicio es que cada uno se distancie de su propia persona, que analice lo que hace (como si de un observador externo se tratase) para intentar reconocer los actos y hábitos que hace que le perjudican.
Las personas que tienen la autoestima baja entran, por lo general, en un círculo vicioso de ansiedad y falta de confianza en uno mismo. Salir de este círculo es complicado si no se tiene un firme propósito.
Analizar las situaciones de forma externa ayudará a ver el problema en toda su extensión y a decidir cómo actuar. Las decisiones se deben tomar en función de lo que es mejor a medio y largo plazo. Eso sí, no se debe cometer el error de elegir la solución más cómoda.
Pensar desde la distancia sobre los hábitos negativos:
Hay que hacer lo mismo que en el caso anterior, poner distancia para poder pensar con claridad sobre un mal hábito.
Tener pensamientos negativos impide que se tenga una imagen útil sobre uno mismo. Tampoco hay que tratar de tener una imagen objetiva sobre uno mismo porque es imposible, pero sí que la imagen que se tiene sobre sí mismo debe ser útil en la vida diaria y en la toma de decisiones que se hace.
Para poder hacerlo hay que poner en práctica la atención selectiva. Si no se tiene autoconfianza se ve todo en respecto a nuestra persona de forma pesimista, al final la persona se centra en lo que le sale mal y se menosprecia las que hace bien. Detectar los pensamientos negativos y reconocerlos hace que se les quite importancia y que la persona se centre en lo que de verdad importa y en cómo puede mejorar.
No hay que compararse con los demás:
Es algo que todo el mundo ha hecho en algún momento de su vida, pero hay que dejar de hacerlo. Seguramente cuando una persona se compara con otra es porque no la conoce realmente. Hoy en día todo el mundo presenta su lado bueno, enseña sus cosas positivas e intenta esconder las negativas, en consecuencia, se tiende a pensar que tienen vidas perfectas. Esto es un error que comenten muchos, pero cuando conocen un poco más estas personas se dan cuenta de que no es así, que ellos también cometen errores y que no son perfectos.
No hay que dejar que la publicidad influya la autoestima:
La propaganda tiene un gran poder sobre la gente. Las agencias de publicidad están cada vez más especializadas para que las empresas se puedan centrar en nichos de mercado muy específicos y para poder influenciarlos creando inseguridades. En especial sobre las mujeres y la belleza femenina.
Hay que procurar mantener la identidad sin que la publicidad la hunda o la intente cambiar.
Procurar mantener una buena salud:
La autoconfianza es subjetiva, pero para mantenerla hay que hacer cambios objetivos en la rutina. Hay que hacer ejercicio a diario, seguir una dieta sana y variada y tener una buena higiene. Cuando el cuerpo está bien, la mente también lo está, por lo que hay que cuidar la conexión cuerpo-mente. Mejorando estos aspectos también mejorará la imagen que tenemos de nosotros mismos.
Hay que dormir correctamente:
El descanso es fundamental para muchas cosas y también para la autoconfianza. Si no se descansa, se acumula estrés y cansancio lo cual afecta directamente sobre la forma en la que se interpretan las cosas, las decisiones que se toman y no se confía en uno mismo.
Es mejor ponerse metas realistas:
Para mejorar la autoconfianza hay que pensar acciones que mejoren la autoestima. Hay que aprender a verse a uno mismo de forma más amable. Por esta razón, todos los objetivos que nos planteamos deben ser realistas y posibles de alcanzar. De nada sirve plantearse un imposible y fracasar, solo para empeorar la autoconfianza. En cambio, si nos planteamos objetivos que podemos conseguir y lo hacemos, poco a poco irá mejorando la imagen que tenemos de nosotros mismos.
Hay que aprovechar cada situación para poner en práctica lo aprendido:
De nada sirve saber cómo mejorar la confianza en uno mismo si no se empieza nunca a ponerlo en práctica. Cada situación, por pequeña que sea, es el momento perfecto para hacerlo.
Poco a poco nos sentiremos más capaces y preparados para enfrentarnos a cualquier situación, sin miedo y con más herramientas para gestionarla.
Hay que rodearse de gente positiva:
Rodearse de gente que nos quiere y que transmite energía positiva nos inspira para intentar ser mejores, para querernos un poco más cada día y para crear una base sólida y estable de autoconfianza. Todo el proceso será más fácil y llevadero, por esta razón, es un buen punto de partida.
Ayudar a quién lo necesite:
Todo el mundo necesita ayuda en algún momento, por esta razón hay que ser amable, empático y ayudar en la medida que sea posible a los demás. Ayudar hace que el que ayuda se sienta mejor consigo mismo, se dice que cambia dos vidas, el que es ayudado porque lo necesitaba y el que ayuda porque ve que tiene algo que ofrecer a los demás y que lo hace.